The Young Cannibals (2019)

The Asylum. En un momento donde muchos renombres de Hollywood salen a abogar en contra del cine que ellos consideran basura, yo intento reivindicar otro cine que nace desde dichos cimientos. Muchos pueden considerar basura al cine de superhéroes, algo que está tan de moda en estos días. Pero el cine basura, al menos para mí, es otra cosa. El cine clase B, el cine clase Z, las películas de bajo presupuesto y de mal gusto, el cine de explotación. Hay muchísimas definiciones que agrupan a películas que realmente nacen, al menos desde su impronta, de lo que uno podría pensar que es el cine basura. The Asylum, como productora y distribuidora, abrazó ese concepto y lo hizo propio.
En este caso, The Young Cannibals es una película que The Asylum opta por distribuir bajo sus alas en el mercado casero, que todavía sigue funcionando en el país del norte de la bandera a rayas rojas y azules. La película, que maneja esa impronta de la que hablamos antes, tiene todos esos detalles que la hacen saludable incluso cuando se jacta de ser una basura. Tiene pequeñas referencias por todos lados, situaciones sin sentidos, una historia palurda y toda esa cosa deliciosa que solo podemos esperar de un producto así. Que sea mala o que sea buena, eso queda para otro momento. Es imposible tomarse seriamente a una película que no se toma tan en serio a sí misma. ¿No?
La historia comienza con un grupo de hombres en medio de la nieve. Nos imaginamos que tuvieron algún tipo de accidente y quedaron perdidos, o que eran alpinistas y una tormenta los atrapó. Sea cual sea el caso, se están comiendo con muchas ganas y mucho atino a otro compañero que no tuvo la suerte de sobrevivir. Uno de ellos no quiere ser parte de dicha práctica, y prefiere aguantar el hambre. En cierto momento, mientras caminan en busca de la salvación, ven algo a lo lejos que los deja perplejos. Pero a no todos les pasa lo mismo: el hombre que no comió carne humana no llega a ver nada. Ahí entendemos, que solo quienes comieron carne humana puede ver a eso que parece un monstruo, y que los ataca y los devora en una suerte de ¿venganza?
La escena corta y vemos a una pareja tirada en una cama. Ella, está internada en un hospital psiquiátrico, aunque nunca vamos a entender bien por qué. Él, le está haciendo compañía, hasta que le propone escaparse del lugar para reunirse con unos amigos. Si bien luego nos damos cuenta de que era algo planeado, él lo propone así nomás, casi de casualidad. Engañando de la forma más inútil al ¿guardia? de seguridad, logran escapar de un, repito, hospital psiquiátrico. Enfermeros, enfermeras, gente de seguridad, autoridades… brillando por su ausencia. ¿Para qué darle mucha vuelva a una escena de este tipo, no?
Otra vez, la escena corta y vemos a un grupo de amigos instalando unas carpas en el medio de un descampado. Algunos estereotipos se escapan por aquí y por allá. Llegan los prófugos como dos tortolitos alegres a unirse con sus amigos. A la juntada, se suma el hermano de la protagonista, que es, precisamente, la chica que estaba internada. Ahí, hay todo un tema con la madre de ellos, con el hermano abandonando a la hermana a su suerte, y todo recuerda a la Evil Dead de 2013 dirigida por Fede Alvarez. Dialogo va, dialogo viene, en un momento dos de los protagonistas vuelven con un tupper lleno de hamburguesas, que se las regaló el dueño de una casona cercana a aquel descampado.
Cuando previamente se nos presenta a este personaje, todo recuerda a La Masacre de Texas. Irónicamente, el dueño de la casona es uno de los hombres del principio que se encontraba en la nieve, y al parecer lleva adelante algo similar a un matadero en la casa. No se entiende demasiado, pero sí nos queda claro que hace algo con la carne. Volviendo al camping de los amigos, los vemos a ellos que, entre música y una edición digna de video barato de MTV, se comen las hamburguesas luego de cocinarlas en una parrilla y ponerle tomate, cebolla, y unas ricas salsas.
El hombre de la carne, el sobreviviente al monstruo vengador de caníbales aparece, rapta a todos los amigos, y los deja en medio de un bosque, no sin antes explicarles toda la trama: las hamburguesas estaban hechas de carne humana. Este buen hombre, para sobrevivir del monstruo invisible que solo los caníbales pueden ver, les da carne humana a otras personas así el monstruo se los come a ellos, y a él, le perdona la vida. Los amigos, ahora perseguidos por una fuerza que los acecha de forma incoherente, deberán sobrevivir.
En el medio de todo esto, hay muchas referencias al cine de terror. A ciertas personas les parece poco profesionales que un director o directora exponga sus gustos personales dentro de sus películas, pero a mí me parece simpático. Cuando inicia, los jóvenes tortolitos que están en la habitación del psiquiátrico, están viendo Night of the Living Dead, la de George A. Romero. El guardia de seguridad, está leyendo Cementerio de Animales, de Stephen King. En un momento, hay un pulóver colgado de rayas rojas y verdes, como el que usaba Freddy Krueger, e incluso el llavero de las llaves del auto que se aprecia llegando al final, es un muñequito de Jason Voorhees. El diseño del monstruo, incluso, recuerda a los diseños de la película Feast.
Entre todo ese cambalache de ideas, y el final, hay un sinfín de situaciones absurdas. Ellos corren, se escapan, se pierden, se vuelven a encontrar, de una escena a otra pasamos del día a la noche. Se encuentran con un hermitaño/cazador que no los quiere ayudar, los amenaza de muerte, pero después los ayuda, y después no los quiere ayudar más. Encuentran un sitio derrumbado, se tiran a dormir porque hay que manejar las prioridades, claro, y dejan a uno de ellos como vigía en la puerta. El tema es que, como dije antes, es un lugar derrumbado, y el monstruo puede entrar por cualquier lugar. Siguen escapando, muere uno, muere el otro, creen encontrar la forma de vencerlo. Escena absurda por acá, escena sin sentido por allá, Fin.
Lo mejor de todo, y acá sí que me saco el sombrero, es una escena filmada con una cámara subjetiva como si estuviésemos contemplando la acción desde los ojos del monstruo. La coreografía de toda esa pequeña persecución dentro de la casona que mencioné al principio, los gritos de la protagonista, las caras sumamente exageradas, las reacciones exageradas. La magia del cine en su máximo esplendor, y claramente, una de las mejores escenas de la película. Si tenés la suerte de estar disfrutando esta película con amigos, bajo el efecto del alcohol o de las drogas, seguramente te sientas alguien muy afortunado. Es una escena digna de un sketch de Cha Cha Cha o Benny Hill.
Para ser sincero, no hay demasiado que analizar en estas cintas. La gracia se encuentra en contar lo que va pasando, haciendo hincapié en aquellos detalles que, justamente, hacen de estas producciones una “maravilla”. Lo incongruente, la falta de sentido común, de criterio, de buen gusto, de calidad, todo como parte de una búsqueda concreta, es lo que vengo aquí a remarcar. Los escritores y directores son Sam Fowler, con poca experiencia en el rubro, y Kris Carr, quien tiene años trabajando en los departamentos de edición digital y fue parte de películas como Enola Holmes 2, Tetris, The Covenant, Meg 2: The Trench, o Nimona. Increíble.