El momentum. Hay películas que marcan su propio ritmo. Películas que respetan la estructura de los actos, que van creciendo en su dinámica para tener un final impactante, que contraste con el resto de la cinta. Así como pasaba en Martyrs (2008), donde el impacto inicial era terriblemente desgarrador para marcar al espectador desde los primeros minutos, Talk to Me adhiere a esa búsqueda y, en conjunto con una edición muy concisa y con un movimiento de cámara que acompaña el sentimiento de la acción, se crea un momentum único que ya te predispone emocionalmente a todo lo que viene desde ese momento en adelante.

La construcción de los climas en Talk to Me es bestial. Hacía años que no veía algo así, desde Insidious (2010), El Conjuro (2013) e incluso ese terror tan marcado y con marca registrada como en Evil Dead (2013). Y no digo que esta películas sea parecida a las que mencioné, porque la verdad, en poco y nada se parecen. Me refiero a la maestría de los directores para saber crear un contexto, llevarlo -justamente- hasta su clímax perfecto y ser efectivos con la búsqueda de crear tensión, suspenso, incomodidad y miedo, mucho miedo. Una combinación que el cine de terror más comercial supo perder hace mucho tiempo.

Talk to Me (2023) – Directores: Danny Philippou y Michael Philippou

La selección de la banda sonora es genial. Los géneros musicales por los que surfea la cinta van de la mano con la edad de los protagonistas, e incluso muchas veces se pegan a las situaciones que experimentan gracias a una, de nuevo, impecable edición. En este sentido, se siente a la legua la idiosincrasia de sus directores, dos youtubers (Danny Philippou y Michael Philippou) que durante años hicieron videos para la plataforma con bastante éxito, y que ahora dejan reposar toda esa experiencia en una cinta de terror que, aunque parece hecha para un público masivo, ostenta mucho de ser una cinta de autor por todos sus vicios.

Incluso, hasta me animo a decir que bebe mucho del mejor terror elevado, por el trato discreto que se hace por sobre el horror y sus consecuencias. La dinámica que manejan ambos directores, la cadencia y el ritmo narrativo terminan regalando una experiencia realmente única.

Otra review con demonios: The Exorcism of Emily Rose (2005)

Después de la mitad de metraje, con todos los disparadores planteados y con el tono bien marcado, lamentablemente la película cae en una meseta que comienza a limitarse a sí misma cuando la coherencia del propio verosímil se ve afectada. Es decir, el verosímil marca el tono de la película. Sea lo que sea que me quieras contar, o sea cual sea la realidad que quieras establecer, hay que establecer ciertos parámetros para marcar ese camino.

El problema en Talk to Me es que, luego de todo ese trabajo para construir el contexto, comienza a salirte de ese camino previamente planteado con pequeñas decisiones que no le suman a la historia per se, sino que la obstruyen adrede para buscar la reacción del propio guión y todo esto contrasta con su carácter y se nota como el artificio de un abrazo meramente comercial.

Otra review con demonios (fiesteros): Night of the Demons (1988)

No son decisiones que nazcan como consecuencia del guión, sino que se sienten forzadas para que ese guión estancado pueda tener alguna salida, incluso cuando esta no está afinada en la misma nota que el resto de la producción. Me hizo recordar a muchos cuentos de Stephen King, que apelan a un desarrollo de personajes increíbles, sus motivos, sus causas, consecuencias, acciones, y la bola se hace tan grande que ya no queda lugar para el final y hay que escapar por cualquier otro lugar.

Ese escape, muchas veces, se siente arbitrario, porque con la intención de meter tanta información y de forma tan compleja, la narrativa se limita a sí misma y se nota un quiebre en el tercer acto. Talk to Me es un gran exponente del terror moderno, que quizás peca por la falta de experiencia pero que, definitivamente, ingresa por la puerta grande a los jardines de Hollywood.

The Stuff (1985)

Society (1989)