Rebel Moon – Part One: A Child of Fire (2023)

Me gusta pensar que hay dos Zack Snyder, un mismo hombre doblegado por el acoso cansino y de dotes cancerígenos que Warner Bros. y DC empleaban sobre este director. El primer Snyder fue el que hizo varias joyas consecutivas: Dawn of the Dead, 300, Watchmen, Sucker Punch (la puedo dejar abierta al debate) y Man of Steel. Ahí, en ese punto, es cuando todo se rompe, y trae Batman v Superman: Dawn of Justice, que no era una película mala pero sí bastante regular, marcando el quiebre de su propia creatividad. Luego, la vida golpeó la puerta de Snyder de una forma desoladora y tuvo que dejar Justice League, cuyo resultado fue desastroso en manos de Joss Whedon, a quien también vapulearon desde la producción.
Con Zack Snyder’s Justice League, y gracias a la presión de internet, se reivindicó. Hizo una epopeya de tintes épicos y con una cinematografía de autor llevada al extremo, pero también demostró que su mirada estaba a años luz de lo que había sido el título original, que tras su partida, terminó siendo un capricho de los productores. Con las banderas en alto, Snyder volvía al género que lo había visto nacer, pero Army of the Dead se acercaba más a una de esas películas genéricas clase B de zombies con buenos efectos especiales, que a una película que se tome en serio a sí misma.
H.R. Giger, el artista suizo que diseñó al xenomorfo más querido del cine, utilizaba mucho en sus pinturas las connotaciones sexuales, representando a los órganos reproductores femeninos y masculinos de diferentes formas y en los lugares, a veces, menos esperados. En Man of Steel, había unas cápsulas de transporte que, literal, tenían forma de pene gigante. La representación fálica en todo su esplendor. La primera escena de Rebel Moon, por su parte, nos muestra una nave atravesando un portal con forma de vagina. Podía ser circular, romboide, o cualquier otro de los recursos que se suelen utilizar. Pero no. ¿Nos está dando Snyder algún tipo de mensaje al mejor estilo Stanley Kubrick con The Shining? Elijo creer.
En Rebel Moon, todo es épico. Desde el ataque de fuerzas enemigas con armas láser hasta las partículas de tierra que se elevan del suelo árido luego de un golpe fuerte. Las cámaras lentas, en diferentes velocidades, van marcando cada momento y lo vuelven único. Todo es grandilocuente, desde una charla cotidiana entre dos personajes que se están por ir a dormir hasta el duelo verbal de dos líderes dispuestos a luchar por sus creencias. Rebel Moon, a nivel cinematográfico, se inclina mucho más hacia Zack Snyder’s Justice League que hacia Army of the Dead. ¿Por qué? Por la narrativa que maneja el director, que quiere convertir cada una de sus escenas y cada uno de sus planos en una poesía que se disfrute como un buen vino, mientras estamos sentados en una pradera apreciación la luz de la luna con los pies en un lago, y el ruido danzante y casi hipnotizante del agua como única compañía.
En este punto, y por más lindo que suene todo, hay dos problemas a la vista: por un lado, no siempre se alcanza ese sentimiento pretendido de altitud narrativa y prosa visual. Por otro lado, la constante repetición del recurso de la cámara lenta le termina quitando sentido a aquellos momentos donde realmente vale la pena destacar una escena. En 300, el equilibrio es perfecto, increíble, soberbio. Le da magnitud a aquellos movimientos que son dignos de apreciarse de esa forma. En Rebel Moon, el abuso termina cansando.
El exceso de epicidad termina siendo el peor enemigo de la película. Si todo es épico no hay altibajos, no hay contrastes, no hay diferencia de emociones. Si todo termina siendo épico, nada lo es en realidad. Todo se reduce a mostrar escenas que se sienten magnánimas desde la propuesta pero muy pocas llegan a serlo. En consecuencia a esto, está la representación actoral de nuestra protagonista, que de alguna forma, queda presa de esta mirada. Ya había visto varias veces a Sofia Boutella. Primero en Street Dance 2, dado que ella siempre fue bailarina y sinceramente, lo hace muy bien. Monsters: Dark Continent, Kingsman: The Secret Service, The Mummy, Star Trek Beyond y otras.
Ella es mucho más expresiva cuando está callada, y lo digo como una virtud. Es una actriz regular, que se adapta generalmente bien a los papeles que le tocan y siempre logra dar en el clavo desde su semblante y desde el contraste de emociones. En Rebel Moon, no es tanto el hecho de que siempre aparece con el mismo tono y la misma mirada y la misma expresión, sino que, peor aún, siempre está en pose. Corre, lo hace en pose. Dispara, en pose. Grita, en pose. Sufre, en pose. Ese manejo de lo grandioso se come su representación. Como dije antes: “Si todo termina siendo épico, nada lo es en realidad”.
A nivel narrativo todo se siente un tanto confuso. Si bien sigue un hilo argumental concreto, hay algunos momentos donde las escenas aparecen sin demasiada conexión. Te muestro A, ahora viene B, y ahora C. Porque sí como único mandato. Pero más allá del hilo conductor, no hay una consecuencia que lleve de un lugar a otro. Y esto se profundiza con su apartado visual. Dawn of the Dead, 300, Watchmen, incluso Man of Steel, tenían una fotografía que aunaba toda la propuesta. Un apartado visual maravilloso que constantemente gritaba Zack Snyder y su impronta de autor. En Rebel Moon tenemos un lugar que parece sacado del medioevo, tanto en diseños como en vestuarios y forma de vivir. Después tenemos algo parecido al viejo oeste, algo medio cyberpunk, mucho futurismo, retrofuturismo y algunos toques de fantasía oscura.
Y que no se malinterprete: a nivel visual, la creatividad y la imaginación (ya iré a ese punto más adelante) me parecen maravillosas, pero hay un problema a mi gusto y es que el cambalache de ideas no se siente sólido, no se siente parte de lo mismo. No hay algo que lo conecte desde lo artístico (y sí, tampoco desde lo narrativo, como dije antes), es como que cada idea tiene su propio tratamiento y termina siendo como muchas ideas sacadas de diferentes lugares pero, justamente, sin la marca de autor. No hay algo que las haga parte de la misma película.
Y acá viene aquello de lo que todos estaban hablando: Rebel Moon es el Robin Hood de las ideas cinematográficas. Roba pedazos de diferentes obras para construir la propia. Star Wars es la más obvia, y no por los sables láser. No son sables láser. Es una espada que levanta calor y su hoja candente se vuelve al rojo vivo. La comparación con la saga de George Lucas viene por la historia más básica de la película: un grupo de rebeldes que quiere luchar contra el imperio. El imperio, tal como en Star Wars, tiene connotaciones nazis en sus vestimentas y en su forma de proceder. También vemos algunas cositas de Harry Potter en cierto momento, The Lord of the Rings, e incluso de la saga Avengers, en el origen de uno de los personajes. Hay algo de Star Trek, algo sacado de The Matrix, de Dune, e incluso unos detalles de Ghost in the Shell.
Aun así, esto no quiere decir que no se pueda construir una película que resulte interesante a nivel visual. Si hay algo que puedo validar desde mis propios gustos respecto a Zack Snyder, es la creatividad que tiene para hacer tácito todo lo que tiene en su imaginación. Los diferentes tipos de mundos que ya mencioné, cada uno con su propia estética, sus propios diseños, sus propias ciudades y habitantes. La impronta de los personajes principales, como si fuesen parte de un videojuego beat ‘em up al estilo Final Fight, donde cada uno tiene su propia historia, sus propias motivaciones, su propia estética, su propio estilo para pelear e incluso sus propias debilidades.
¿Alcanza un buen estilo visual para que una película sea redonda? Claro que no. Rebel Moon no se me hizo irregular por su parecido con tal o cual película, sino por tener una narrativa que, al contrario de lo que parece, no contagia emociones. Es una película apática. La sentí plana, sosa en muchos aspectos, y lo que ya expliqué del exceso de epicidad y cámaras lentas creo que terminan jugando en contra. Las escenas de acción están muy bien desde su espectacularidad visual, pero las coreografías, por ejemplo, dejan muchísimo que desear. A mí, en lo personal, no me convencieron, sobre todo teniendo en cuenta la vara con la que las películas de acción se vienen desarrollando. Todavía sigo pensando en la búsqueda de Snyder con esta película. Ya dijo que la “versión del director” es completamente diferente, una película distinta. ¿Se viene otro Snyder Cut? ¿Es necesario? ¿No puede hacer por una vez en su vida una película completa?
Y el problema en este sentido con Snyder es que termina cansando. Siempre tiene una excusa para justificar que lo que hizo le puede no gustar a la gente. ¿Acaso no es parte del juego? Rebel Moon es aburrida. Se hace eterna incluso cuando la dinámica es activa. La historia, como ya dije, no tiene fuerza. Los diálogos son olvidables. Los personajes, también. Imposible generar empatía con alguno de ellos. Si Tim Burton ha hecho algunas películas que es mejor olvidar; David Fincher hizo Alien 3; John Carpenter hizo The Ward. Hasta Steven Spielberg tiene en su haber Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull… ¿no es mejor elegir la dignidad? Rebel Moon no funcionó, no hay mucha vuelta que darle. Termina siendo el capricho de un director que puede hacer lo que quiere por un pasado sólido, y no por un presente certero.