Life of Belle

Life of Belle es de visión obligatoria si les gusta el terror. Y explico los motivos. Así como una cámara es una herramienta, cuando hablamos de una película “cámara en mano” o “metraje encontrado”, nos referimos al formato y al estilo que el director eligió para contar una historia. Es muy común caer en la simpleza de decir que este subgénero ya no tiene nada que ofrecer. Pero como pasa con, por ejemplo, las películas de superhéroes, el problema no es el género ni el formato, sino las ideas. El publicista o el gerente de marketing teniendo más peso que el guionista o el creador de la idea, la mirada comercial por sobre la creativa, el dinero por sobre el contenido. Y no, no soy un soñador empedernido, creo que puede existir un equilibrio. Una buena idea filmada con el formato para el cual fue pensada, aferrándose de manera inteligente a las bases del subgénero al que pertenece, generalmente da resultado.

Paranormal Activity (2007) revivió este subgénero luego de muchos años “inactivo” (siempre hablando desde el punto de vista mainstream), y en un breve resumen, podríamos decir que levantó su bandera con Cannibal Holocaust (1980), volvió a cobrar fuerza con The Blair Witch Project (1999), y Cloverfield (2008) ayudó luego de que la película de Oren Peli haga lo suyo un año antes. No puedo dejar de nombrar a The McPherson Tape (1989) y su remake, Alien Abduction: Incident in Lake County (1998), que salió un año antes que Blair Witch y pasó desapercibida. Todos estos exponentes son grandes ejemplos del género.

Life of Belle (2024) | Director: Shawn Robinson

Como decía, la oleada de clones, copias y nuevos intentos por conquistar al público con los mismos recursos que Paranormal Activity comenzaron a poblar las pantallas. Eso no le quita fuerza al género, al menos no para quienes saben hurgar en aquellos rincones que van más allá de lo que el cine comercial y las plataformas de streaming te dicen que tenés que ver. Ejemplos hay muchos: Afflicted (2013), Evidence (2012), Grave Encounters (2011), The Sacrament (2013), The Taking Of Deborah Logan (2014), Host (2020), [REC] de 2007 e incluso la saga V/H/S son grandes ejemplos de que, dentro de un mismo formato, con buenas ideas se pueden ofrecer diferentes experiencias aterradoras. Como ya se podrán imaginar por esta introducción, Life of Belle (2024) viene a meterse de lleno entre estos destacados exponentes, como si fuese un documental que busca sacar a la luz lo que pasó con la pequeña Annabelle Starnes, quien desapareció de su casa luego de un terrible suceso.

No voy a andar con vueltas. Lo peor que tiene esta película es que, en su mayor parte, está diagramada desde la mirada inocente de una niña de 8 años. Y cuando digo que es lo peor que tiene, me refiero a que es lo que más miedo genera. La mirada de un adulto posee, si queremos aferrarnos a la realidad, un montón de miedos ya sanados en base a la edad y a la experiencia. Si bien el terror como concepto no tiene forma ni edad, y podemos encontrar un demonio interno en lugares impredecibles de nuestra mente, los miedos de un niño con su mirada completamente ajena a los males que realmente pululan este mundo, tienen una connotación completamente diferente, apoyándose en el hecho de que un niño, a comparación de un adolescente o un adulto, está completamente desprotegido, tanto física como mental y emocionalmente. Son presos de su inocencia e ignorancia, buscando refugio en lugares comunes que, una vez rotos, los dejan completamente expuestos.

Otra review de un falso documental en base a cintas encontradas: Hell House LLC II: The Abaddon Hotel (2018)

Como suele pasar, sé que muchos van a sacar a relucir exponentes como Baskin (2015), donde el miedo atrapa a un grupo de experimentados policías, o incluso Last Shift (2014). Pero lo que propone Life of Belle es, por un momento, poner los pies en la tierra y generar terror real con una situación que puede pasar tranquilamente en la casa de un vecino o de un familiar… o al menos eso es lo que nos quiere transmitir. El terror cotidiano es, muchas veces, completamente impactante y más desgarrador que la propia fantasía, más aún cuando lo vive un niño en carne propia y no entiende por completo todo lo que está sucediendo. Justamente, esto último es lo que busca contagiar constantemente el director y guionista Shawn Robinson, con resultados más que satisfactorios.

Aplausos, entonces, para este cineasta, porque utiliza todos los elementos narrativos que tiene a su disposición de una forma completamente inteligente, aunque sean acotados. La película está contada, principalmente, mediante dos cámaras: una es la que lleva la pequeña Anabelle todo el tiempo, casi como si fuese la forma en la que ella presencia su propia existencia, no solo focalizando ciertos hechos puntuales, sino absorbiendo mucho de lo que podemos llamar “visión periférica”. Las otras cámaras son las de seguridad que están colocadas en la casa, y que siempre ofrecen encuadres mucho más amplios, abarcando espacios o habitaciones completas.

La magia entre ambos metrajes se da cuando, de forma muy sutil, con la cámara de la pequeña Anabelle se van dando a entender ciertas cosas que nos comienzan a perturbar de a poco, para que al saltar a las cámaras de seguridad, esa amplitud en los espacios nos genere una completa inseguridad y un enorme sentimiento de no encontrarnos protegidos. Constantemente nos encontramos observando en cada rincón, en cada sombra, detrás de cada mueble, para ver si hay algo fuera de lugar, algo que se mueva. Nos deja inmersos, con los nervios de punta, pegados a nuestro asiento.

Otra review que se basa en metrajes encontrados teniendo como eje un hecho real: Devil’s Pass (2013)

La tensión que se genera por momentos es insoportable, y si uno se lo pone a pensar de forma más fría, realmente no está pasando nada. Y esa es la magia, eso es cine en su cristalina definición, es narrativa pura desde una persona que entendió por completo la esencia del miedo, el paradigma del horror en sí mismo. Es increíble, asombroso y admirable, en consecuencia, la forma en la que el director logra generar tanto suspenso utilizando una cámara, poca luz y una actriz dialogando sola, con simples miradas o silencios. Es la más perfecta definición del minimalismo, de la síntesis, de llevar el propósito narrativo por sobre un ejercicio audiovisual que recurre a su mínima expresión para generar una incomodidad realmente espantosa que todos los amantes del terror agradecemos sobremanera. La propia dicotomía de lo que plantea la película es lo que la hace una genialidad, porque no se queda sólo en la idea sino que sabe reunir los condimentos necesarios para convertirla en una sólida narrativa que constantemente nos hace dudar de todo lo que vemos.

Otra review que no es ni cámara en mano ni metraje encontrado, pero es un gran exponente de terror: Talk to Me (2023)

Life of Belle se presenta como un falso documental en base a un metraje encontrado. La familia protagonista es, en la vida real, una familia también, y de ahí se entiende la inmensa conexión que hay entre todos ellos, algo que se replica en la pantalla. La química que hay entre los dos pequeños hermanos es inmensa porque, justamente, es real. La representación de Annabelle es para aplaudir. Con el paso de los minutos, la tensión y el suspenso van creciendo a un ritmo vertiginoso incluso para ser metraje encontrado y todo lo que dicha estructura propone. En todo el tramo final, con la información necesaria todo se vuelve un tanto predecible, pero no por eso resulta menos perturbadora. Bien filmada, con actuaciones correctas, con una idea poderosa muy bien llevada a cabo y con un ritmo y una tensión realmente descomunal.

Como dije en un principio, solo faltan buenas ideas. Seguramente esta pequeña producción, aunque inmenso producto audiovisual, no marqué al género y no tenga la exposición que se merece, pero para quienes pudimos disfrutarla, se mete directo en esa lista de grandes exponentes del género. A modo de comparación podríamos decir que, conceptualmente, estamos frente a Skinamarink (2022) pero bien hecha, con las ideas claras y con una búsqueda concreta y concisa, mucho menos onírica y pretenciosa. Una de esas joyitas escondidas.

Warrior (2011)

Underwater (2020)

Two Witches (2022)

The Void (2017)