King of Thorn (Ibara no O – 2009)

King of Thorn

Hay algo especial y muy llamativo en el terror de ciencia ficción cuando se hace bien. Alien (Ridley Scott, 1979), The Thing (John Carpenter, 1982), Predator (John McTiernan, 1987), Event Horizon (Paul W.S. Anderson, 1997), y la lista continúa. No se trata solamente de criaturas grotescas o sangre a borbotones, sino de esa sensación de inquietud, quizás soledad, inmensidad, desolación… de la certeza de que hay algo más grande y más peligroso que la simple supervivencia de nuestro ser. King of Thorn (2009), llamada Ibara no O en su idioma original, está dirigida por Kazuyoshi Katayama (Appleseed, Doomed Megalopolis) y basada en el manga de Yuji Iwahara, y si bien tienen una búsqueda que le da fuerza y la mantiene a través de sus 120 minutos de duración, por momentos se pierde en la mixtura. La película juega con distintos elementos del terror, de la ciencia ficción e incluso de la fantasía, con aciertos y tropiezos atados por una muy buena animación y personajes interesantes aunque un tanto cliché.

Durante gran parte del primer acto, King of Thorn hace algo que pocas películas logran hacer con éxito: tomarse su tiempo. La historia se va cocinando a fuego lento, marcando el tono, poniéndonos al tanto de su propio verosímil y presentando a todos los personajes y a todas las ideas para que tengamos un contexto firme de lo que ocurre, buscando crear sólidos cimientos para el resto del metraje. La historia, en un principio, parece simple: estamos en un mundo que se ve devastado por un virus que convierte a las personas en piedra. Frente al peligro de una catástrofe sin precedentes, 160 personas son seleccionadas para ser criogenizadas en un castillo escocés por una corporación de dudosas intenciones, con la esperanza de despertar en un futuro donde la ciencia haya encontrado una cura.

Todo se desmadra cuando todos estos elegidos despiertan de su sueño y se encuentran con un castillo invadido por una suerte de flora y fauna gigante, mutada y letal, con espinas que revisten cada espacio como telarañas de una casa abandonada. En este punto, la cinta cambia radicalmente de tono y se sumerge en el caos, utilizando una dinámica mucho más centrada en la acción y en la supervivencia que en la recolección de datos. Al menos durante el segundo acto.

King of Thorn juega con varios géneros a la vez. Abrazando la premisa de varios personajes encerrados en un castillo con monstruos intentando devorarlos, la supervivencia va a tomar protagonismo como género, con secuencias de persecución llenas de acción que resultan ser muy entretenidas, con una animación muy fluida y ayudándose de un CGI convincente (más allá de pequeños detalles de los que ya hablaremos) teniendo en cuenta que esta producción es de 2009. Más allá de los diseños y de la propia animación, el 3D se siente -en gran parte- en armonía con la animación tradicional. Con pocos personajes ahora en pantalla, otro género que podemos ver es el del “whodunit” (otro de esos términos que no me gusta usar), no tanto porque tengamos que averiguar quién es el asesino (eso está bastante claro) sino porque cada personaje tiene sus propios secretos, sus propios motivos e incentivos, y la paranoia de cada uno de ellos crece a medida que avanza la historia.

Otra review de una película que también mezcla varios géneros, con otro tipo de búsqueda pero bastante efectiva en la misma: The Gorge (2025)

Uno de los detalles que más me gustó de la narrativa de King of Thorn es el simbolismo que maneja para ejemplificar y darle vida a distintas situaciones. El más obvio, quizás, es el del nombre del virus, Medusa, como la criatura mitológica griega y porque, claramente, esta enfermedad convierte en piedra a quienes se vean afectados. Pero más allá de esto, uno de los personajes constantemente recita el cuento de La Bella Durmiente, amarrando muchos de los hechos del popular cuento con situaciones particulares que ocurren en la película. Lo más interesante, al menos para mí, es que lo que hace que estos elementos realmente funcionen es que no están ahí solo como adornos o metáforas agradables, sino que cada uno de ellos juega un papel tácito dentro de la trama, tanto en su desarrollo como en el de los personajes.

Párrafo aparte, hablando de Medusa y su mitología, me gustaría recomendar un corto animado argentino llamado Gorgonas (2004), del fantástico ilustrador, animador, maestro y profesor Salvador Sanz. Mientras miraba King of Thorn, muchas veces recordé esta animación que vi a mitad de los 2000 por un canal de cable llamado I.Sat.

Otra review de una película que mezcla terror y fantasía, pero se pierde un poco en su búsqueda sin ser ni una cosa ni la otra: The Watchers (2024)

Volviendo a la película, y siguiendo con los personajes, no hay que esperar mucha psicología o profundidad en este apartado. Como dije antes, cada personaje tiene un trasfondo suficiente para darles peso, pero la mayoría reposan sobre arquetipos funcionales dentro del guión. La historia aparenta tener como protagonista a una joven adolescente llamada Kasumi, pero también le da mucha importancia a otro personaje llamado Marco. La voz de Kasumi la pone Kana Hanazawa (Chiaki Nanami en Danganronpa, Akane Tsunemori en Psycho-Pass, Rize Kamishiro en Tokyo Ghoul) y la de Marco, Toshiyuki Morikawa (Shukichi Haneda en Detective Conan, Yoshikage Kira en JoJo’s Bizarre Adventure, Hikage Shinomori en My Hero Academia).

Visualmente, estamos frente a una producción que cuenta con momentos impresionantes: los paisajes, la ambientación, la cinematografía, todo logra ser un verdadero festín para los ojos. Muchos han renegado del CGI de esta película, pero como ya dije, a mí me pareció bastante decente. A mí entender, el problema está en los diseños, y no tanto en el CGI como herramienta. En ciertas escenas de acción, sobre todo en el final y en algunos monstruos de gran tamaño en el resto de la película, se nota que hay un cambio abrupto en cuanto al uso del CGI. El monstruo del final, es realmente poco afortunado si hablamos en conceptos de diseño y creatividad. Este contraste se siente demasiado brusco, sobre todo teniendo la vara alta en lo que es la animación tradicional.

Otra review de una película que se encarga de manejar el terror, la acción y la ciencia ficción de otra forma distinta y muy particular: Ajin (Ajin: Demi-Human – 2017)

El tercer acto de King of Thorn es el más intenso de todos, pero también el más caótico en cuanto a su narrativa. Hay tantos giros argumentales que intentan darle forma y sorpresa a la historia, que muchos de ellos pierden el peso necesario por su propia inmediatez. Es verdad que en los últimos minutos se cierra toda la historia, se explica todo lo que se tenía que explicar y se contextualiza mucho de lo vimos durante el resto de la película. En mi experiencia, es una de esas historias que dejan un mejor sabor de boca en un segundo visionado, ya que la primera vez, todo ocurre tan rápido y sin respiro durante el tercer acto, que puede llegar a abrumar.

Quienes leen seguido mis análisis, saben que no soy de mirar series. Y seguramente, también saben que no soy un gran adepto al anime, si conceptualmente llamamos anime a todo lo que sea formato serial. Sin embargo, miro muchísimas películas de animación, sobre todo de animación japonesa. King of Thorn, en lo particular, me resultó mucho más occidental que oriental es su premisa, y no lo digo como algo negativo ni positivo, sino distintivo. Su mezcla de terror, acción y ciencia ficción con otros subgéneros repentinos la convierten en una experiencia muy interesante, aunque con algunos altibajos en sus formas. Como decía en el último análisis que subí, suelo ser muy selectivo a la hora de elegir qué mirar y qué no mirar, y en ese contexto, todavía no me he cruzado con una película de animación japonesa que me haya parecido una pérdida de tiempo. Mi colegas otakus sabrán dar su opinión experta.

El llanto (2024)

The Gorge (2025)

Companion (2025)

Azrael (2024)