Feast (2005)

Edición frenética y caótica. Vemos reminiscencias de otros directores como Eli Roth, Jake West, Jason Eisener, Ti West, Adam Wingard e incluso Rob Zombie. Muchos de ellos seguro vieron esta película. Se nos presenta a cada personaje frenando la imagen y poniendo texto sobre ella, un texto que nos dice el nombre de cada uno y algún que otro dato irreverente, incluso el momento de su muerte dentro de la película. Como si fuese un videojuego. Hay un tono claro. La suciedad implícita en la fotografía marca el camino a seguir. El gore está dando vueltas, esperando salir a la cancha.
Termina la presentación de personajes y casi como un pedido obligatorio de la narrativa, comienza la masacre. En menos de 5 minutos vemos cabezas cercenadas, cuerpos mutilados, sangre a borbotones, gore y violencia de todo tipo. Esto, sin dar tiempo a entender demasiado qué es lo que está pasando, ni por qué. Un fugaz personaje explica brevemente que un cuarteto de monstruos está llegando al bar dónde se sitúa la película, pero no mucho más. Los distintos personajes que hay dentro del vetusto lugar van a disponer sus particulares personalidades para enfrentar lo que se viene.
Como decía, todos estos personajes se van a ver encerrados a la fuerza en un mismo lugar. Afuera, el mal que los acecha. Como suele pasar en este tipo de contextos, las diferentes personalidades van a empezar a chocar por momentos a causa del encierro. Cada uno de ellos tiene diferentes formas de entender la supervivencia y comienza la lucha de egos. Como no podría ser de otra forma, uno de estos estereotipos se trata del alivio cómico. Bueno, decirle “alivio cómico” es demasiado en este caso, pero es algo por el estilo. El personaje medio tonto, torpe, que siempre termina haciendo alguna pavada y paga por esos errores. Generalmente, estos personajes dentro del terror terminan generando un poco de rechazo, y esta no es la excepción.
El director John Gulager tiene una escuela marcada, como dije en el primer párrafo. Pero el hombre se inclina sin miedo alguno hacia el gore más conceptual. Vemos fluidos, viscosidades, sangre, suciedad y cosas asquerosas. Incluso el tema del sexo está presente como parte de la propuesta. Feast es una monster movie en su eje principal, pero también tiene mucho de supervivencia. Si tenemos en cuenta lo que estamos viendo, y ponemos en la balanza sus cualidades, el director hace un buen trabajo en mantener entretenida una historia que ocurre en una sola locación. Quizás en este aspecto, el punto más flojo es la caracterización de algunos personajes, a los que podemos dividir en tres grupos: los que actúan correctamente, a tono con la propuesta. Los que están sólo para cumplir con los diálogos y nada más. Y el resto, dos o tres actores que arruinan un poco la experiencia. Uno es el que mencioné antes, y el otro es el actor/cantante Henry Rollins.
Y ya que estamos en este apartado, hay que hacer mención especial a la que pareciera ser la protagonista principal (aunque siempre es medio confuso durante el metraje, ya que por momentos tiene muy poca participación). Estoy hablando de Krista Allen. Muchos le podrán ver cara conocida porque estuvo en un capítulo de Friends, en Married with Children, incluso tiene una participación en Liar Liar junto a Jim Carrey. Quizás viste Days of Our Lives, donde Krista era un personaje importante y participó en más de 400 capítulos. Ah, también estuvo en The Final Destination, es el personaje que muere de un piedrazo en el ojo luego de una sesión de peluquería.
Pero no… yo sabía que la conocía de otro lado. Fue la protagonista de la saga erótica de ciencia ficción Emmanuelle, basada en el libro homónimo de Emmanuelle Arsan. Esta saga comenzó con su versión italiana, que no tuvo mucho éxito, pero años más tarde, la versión francesa con la actriz Sylvia Kristel logró romper con todo lo esperado, con escenas relacionadas al sexo muy fuertes para la época. Estas películas se estrenaron en el cine, hasta que la actríz dejó su papel y EE.UU. comenzó a filmar su propia versión pero en formato películas para televisión, sacando todo el drama y la solemnidad francesa, reemplazandolos con ciencia ficción en los años 90s.
Así nace Emmanuelle in Space, protagonizada por Krista Allen, y conforma una saga con su propio “eje argumental” con un total de 7 películas. Krista más tarde deja el personaje y si bien su belleza marcó el camino de sus papeles, decidió alejarse de lo erótico para encarar otro tipo de personajes. Emmanuelle continuó su legado, llegando a utilizar los anteojos 3D para el visionado de sus escenas de sexo, e incluso llegó a tener su propio “crossover” con el ser nocturno por excelencia en Emmanuelle vs. Drácula. En Argentina transmitían estas películas por The Film Zone, icónico canal de cable de los años 90.
Feast, para ir finalizando, es una película chiquita, que no promete demasiado y entrega más de lo que uno podría esperar. El tercer acto es una locura, un festín de sangre, gritos y monstruos que parecen tener un buen diseño, pero no se los logra apreciar demasiado a causa de su edición. Tiene un estilo muy trash, de mover la cámara para todos lados, cortar muy rápido cada toma y mezclar todo de forma caótica, como dijimos en un principio. Pero es solo un estilo, una cuestión de gustos.
Más allá de eso, si somos conscientes de lo que estamos viendo y no pretendemos mucho más, la película convence, es entretenida y consciente de sus propias limitaciones. En su momento fue muy nombrada en los medios especializados porque más allá de tener detrás a grandes tanques como Dimension Films o The Weinstein Company (opiniones de lado, en su momento era una suerte de sello de calidad), tiene como productores a, ni más ni menos que Ben Affleck, Matt Damon, y el maestro Wes Craven. Si ellos vieron algo en la propuesta, pues algo tendrá.