Cobweb (2023)

Marianne es una serie francesa que tuvo una temporada en Netflix y fue cancelada. Nada que me haya sorprendido, ya que la gran N roja premia más la viralidad y los números que la calidad. La serie, dirigida por un novato Samuel Bodin, es de lo mejor que pudimos ver en la plataforma si hablamos de terror. El problema fue, a mi humilde entender, que el director bebía muchísimo del nuevo extremismo francés, quizás demasiado gutural y transgresor para lo que Netflix tiene pensado para sus productos.
Cuando me enteré que Cobweb estaba dirigida por Bodin, e inspirada en el cuento corto de Edgar Allen Poe llamado The Telltale Heart (más conocido como El corazón delator), todos mis misiles apuntaron hacia esta producción. Y, si bien no estamos frente a una película perfecta, es uno de esos baldazos de agua fría en un verano donde el calor azota sobre la faz de la tierra. Es una bocanada de aire puro entre tanto smog citadino. El director se da el gusto de contar una historia desde lo narrativo y lo visual impregnando su estilo, dejando una muestra de lo que debería ser el cine de autor.
Cobweb hace muchas cosas bien, pero lo que mejor hacer es crear un clima completamente opresivo, muy digno de los cuentos de Poe. Hasta comenzado el tercer acto, no sabemos bien qué es lo que nos prepara la historia y todo se siente extraño. La película gira en torno al pequeño y tímido Peter, interpretado por Woody Norman (The War of the Worlds, The Last Voyage of the Demeter). Para ser sincero, Peter es el mejor personaje de toda la película. Al principio, como dije, parece un niño tímido, pero con el tiempo nos vamos dando cuenta que esa aparente timidez es miedo, miedo de una casona vieja llena de malas vibras, de secretos oscuros, llena de maldad. Pero, por sobre todas las cosas, miedo a sus padres.
Los padres son, literalmente, un párrafo aparte. Papá Mark está interpretado por Antony Starr, más conocido como Homelander en la serie The Boys; y mamá Carol está interpretada por Lizzy Caplan, a quien muchos recordarán por Cloverfield, y otros tras su paso por series como True Blood, Master of Sex, Das Boot, Castle Rock o Fatal Attraction, entre otras. Ambos regalan también un papel muy convincente. Tiene un aura oscura, emiten miedo y desconfianza por igual. Como dije antes, hasta el tercer actor nunca se entiende la búsqueda de los dos personajes, por qué tratan a su hijo como lo tratan, e incluso llegamos a dudar si son realmente humanos, o si están catalogados como los verdaderos enemigos de la historia.
Esta dicotomía no es causa de un error. Esta falta de consciencia en el espectador de la búsqueda de los personajes y de la historia en sí, es algo completamente consciente por parte del escritor y director. Es completamente intencional ese habitar lúgubre que tiene la familia y todas las preguntas que se desprenden de su accionar. En este raro comportamiento de los padres, chocando con un reciente descubrimiento del hijo y su inocente reacción frente a todo, aparece otro personaje llamado Miss Devine, interpretado por la bella Cleopatra Coleman (Step Up Revolution, Infinity Pool) quien es la maestra sustituta de Peter, y es quien comienza a ver algunas actitudes extrañas del niño y se las atribuye, claramente, a los padres. Como dato de color, sobre todo para quienes amen el new metal como quien suscribe, Coleman es la protagonista del video del tema Ceremony de la banda Deftones.
En el segundo párrafo de esta reseña hice tácito el hecho de que el director se despachaba, a gusto y piacere, con una impronta muy personal tanto en su historia como en su apartado visual. La historia está bien contada, es una fabula que imprime mucha fantasía pero que se pasea libremente por el terror más absoluto. Quizás hacia el final, comenzado ese bendito tercer actor que ya mencioné un par de veces, el verosímil tantea los límites de la aceptación humana, y ahí todo recae plenamente en la apertura que tenga cada espectador. Es aceptar y dejarse llevar, o no hacerlo. Y justamente en este preciso momento, es de la película se convierte plenamente en una fábula de terror, que nos deja un sabor muy parecido a toda la escena en la segunda parte de It (Andy Muschietti – 2019), donde el grupo de amigos se mete en la vieja casona y comienzan a luchar contra Pennywise adoptando la forma de todos sus miedos.
Y, finalmente, llega el momento de hablar del aspecto visual de la película. Este apartado es realmente asombroso. De entrada, comenzamos a ver detalles asombrosos, que tienen que ver con los encuadres y la composición de cada una de las escenas donde la cámara decide mostrar planos abiertos, contagiando a la perfección los sentimientos que transita el personaje. Además, juega muchísimo con las luces, las sombras y los colores plenos, logrando nuevamente algunas composiciones maravillosas que incluso logran transmitir mucho más de lo que se nos está contando. Conjugando este aspecto visual, junto a una narrativa muy bien llevada, y a un sentimiento opresivo, turbio y terrorífico, la película nos regala una escena en particular (una pesadilla del pequeño Peter) que me hizo sentir mucho miedo, como pocas películas me hacen sentir.
Al terminar, quedé muy conforme con el resultado, pero lamenté que haya existido solo esa escena de tanto terror. Y no me malinterpreten, no estoy diciendo que es poco. De hecho, no sé si la película requiere más escenas de ese estilo, porque es de esas películas que buscan la forma de mantenerte con la tensión bien alta en todo momento, por lo poco que muestran y por lo mucho que dejan en nuestra imaginación. Quizás sea cuestión de mantenernos al tanto de lo próximo que vaya a encarar Samuel Bodin, y esperar con los dedos cruzados que siga manteniendo viva ese amor por el terror que tan bien le sienta.