Bodies Bodies Bodies (2022)

Suelo ser invariable con el tema de la empatía. Quizás sea, para mí, una virtud necesaria dentro de la cinematografía para poder ponerme en la piel de diferentes personajes y sentir, desde sus propias acciones y emociones, lo que la historia tiene para contarme. Entiendo, sin embargo, que no todas las películas tienen la necesidad de empatar la emocionalidad de sus personajes con la del público. El problema reside, al menos desde mi criterio, cuando no podemos identificarnos en nada con los personajes, los hechos y las situaciones y, por ende, todo su actuar nos resulta ajeno, imberbe, estúpido.

Bodies Bodies Bodies intenta ser una suerte de slasher con algunos dejos de giallo (y pido perdón por evocar a estos dos grandes géneros en la reseña de esta película) donde su eje reside, indefectiblemente, por su más dura crítica social. Cuando el cine slasher quería criticar a la promiscuidad sexual, ponía adolescentes que mostraban tener una sexualidad libre. Cuando querían criticar a la falta de atención de los padres sobre sus hijos, ponía niños y adolescentes solos en casonas inmensas, incluso en barrios donde ningún adulto les prestaba atención. ¿Qué hacen hoy en día? Agrupan a un conglomerado insípido de adolescentes con la cabeza llena de ideas que no son propias, que viven a través de sus redes sociales dentro de una realidad tan irreal que la estupidez se convierte en un hecho mundano, corriente. La estupidez corre por sus venas, se evapora a través de sus poros cuando transpiran.

Bodies Bodies Bodies (2022) | Director: Halina Reijn

Hecha esta declaración, imposible entender el actuar de los protagonistas. Todo es llevado al extremo, todo es exagerado, todas las decisiones se toman sin pensar, todo es acción/reacción sin contexto, pretexto e, incluso, sin medir consecuencias. ¿Cómo se llega a formar parte de un grupo de amigos donde todos son despreciables, egoístas, falsos? Dejando de lado la realidad, el contexto que tiene como base la película me pareció extremadamente exagerado. Porque hay un planteo inequívoco en el cine de terror, que tiene que ver con el factor sorpresa. Ese factor que hace eco en la personalidad de, valga la redundancia, cada personaje y que contrasta con la situación que tienen que vivir.

Pongamos el ejemplo del remake de Evil Dead: Mia es llevada por sus amigos a una cabaña en el medio de la nada para que pueda alejarse de las drogas. Los amigos asumen la responsabilidad de todo lo que pueda pasarle cuando la abstinencia comience a hacer efecto. El hermano también está ahí, para recuperar la relación con Mia. Todos se preocupan por ella, los mueven diferentes emociones. Todos son buenas personas, responsables, que intentan hacer algo bien. Cuando todo se desmadra, actúan como deberían actuar teniendo en cuenta el contexto, algunos ajenos a la realidad que están viviendo, otros más crédulos. Sus personalidades comienzan a chocar frente a una situación fuera de lo común, generando ese lazo necesario entre contexto – situación – acción – reacción.

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Volvamos a Bodies Bodies Bodies. ¿Qué podemos esperar de un grupo de idiotas que no sea idiotez? Porque acá ya no tiene nada que ver la crítica social, ni el uso abusivo de redes sociales, ni los personajes acomplejados porque sus padres tienen mucho dinero. Acá hay otra cosa, que tiene que ver con lo que vengo hablando: la idiotez humana. Todo lo que pasa en la película es producto de la idiotez de los personajes, lo que, lamentablemente, no deja nada al azar. Se aman y al segundo se odian. Se maltratan y al segundo se piden perdón. Se quieren matar entre ellos y al segundo se abrazan. Sí, entiendo que las reacciones de todos los personajes son parte de su idiosincrasia y que todo responde a un final que va a plasmar, aun más, la crítica social hacia los adolescentes de hoy en día. Lo entendí, lo tengo en claro. El problema es que toda esta maraña, del principio al final de la película, no me convenció para nada porque me parece extremadamente irreal.

Y vamos, seamos un poco comprensivos. Cuando me hablo de realidad, me refiero al verosímil. Si estoy viendo una película de Freddy Krueger, el verosímil que maneja es uno. Si estoy viendo The Lord of the Rings, el verosímil es otro. Si estoy viendo la serie Narcos o la película GoodFellas, lógicamente el verosímil es otro. El verosímil, para simplificar, es el halo de veracidad que maneja una película dentro de su propia historia. En Bodies Bodies Bodies, el verosímil no tiene ni pies ni cabeza. Su premisa se desmorona cuando las acciones de los diferentes personajes pierden credibilidad. Quizás sea la búsqueda. Quizás lo exagerado esté atado a lo forzado que se siente la critica social. Sea como sea, no llegó a convencerme.

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Para cerrar el círculo y retomar con lo que expuse en el primer párrafo, no sólo se me hace imposible generar empatía con personajes adolescentes de esta clase, sino que tampoco pude generar empatía con sus problemáticas y todo lo que eso desencadena. El atisbo de querer crear suspenso alrededor de situaciones sin sustento ya no me convence. Seguramente sea que ya estoy viejo, que ver tanto cine me terminó quemando la cabeza. Fuese lo que fuese, sé que hay exponentes que tienen una misma búsqueda y me parecen muy buenos. Lamentablemente, lo que hace la directora Halina Reijn (Instinct) con su búsqueda, me aleja completamente de su propuesta. 

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