Ant-Man and the Wasp: Quantumania (2023)

Me sorprende el hecho de que nadie haga mea culpa. Despidos por acá, despidos por allá, culpan a una sola persona y, sinceramente, me parece ridículo. Las últimas producciones de Marvel, sobre todo después de Avengers: Endgame, tienen un nivel bajísimo y muy poca aceptación de la gente, porque no son productos que se destaquen en nada. Hay una cuestión creativa y narrativa que perdió completamente el rumbo, y se nota con cada película que estrenan.
Sí, partimos de la base de que el cine de superhéroes no es un cine complejo. Hay reglas a seguir, pautas, hay que vender ciertas cosas al espectador que, para muchos, pueden resultar con exceso de azúcar. Acá es donde entran los gustos, claro. Al menos para mí, este tipo de cine es uno que me entretiene sobremanera, porque crecí leyendo comics. Crecí leyendo y creyendo en todos estos personajes y verlos ahora en la pantalla grande es un sueño cumplido, de alguna forma. Pero esa emocionalidad no me quita mi lado analítico, y sinceramente, las últimas películas de Marvel vienen en picada. Me pasó con Black Widow, con Eternals, con Thor: Love and Thunder y Black Panther: Wakanda Forever. Y también me pasó con Ant-Man and the Wasp: Quantumania, al mismo tiempo que recordaba lo bien que me caía este personaje.
La película tiene un montón de detalles que al menos a mí, me resultan muy inconsistentes. Te puedo aceptar que en algún momento todo era culpa de la materia oscura, o puedo entender que Tony Stark siempre logre construir algún artefacto que logre salvar al universo porque bueno, es Tony Stark. El personaje tuvo una construcción de más de 10 años, donde lo vimos crecer, caer, aprender, entender. Hubo un desarrollo de dicho personaje que, al menos, justifica esas conveniencias de guion. Hoy en día es como que ya ni se gastan. Un personaje de Black Panther: Wakanda Forever aprendió a hacer trajes al mejor estilo Iron Man bajo la excusa de que su padre era mecánico. En esta entrega de Ant-Man, la hija de Scott Lang (Paul Rudd) logra crear una máquina que está enlazada con el reino cuántico bajo la excusa de que estuvo leyendo los apuntes del abuelo.
Si lo ves pelar al Capitán América, sabés por qué lo hace tan bien. Lo mismo si ves a Bruce Banner haciendo cosas científicas. En Ant-Man and the Wasp: Quantumania los argumentos que ponen para validar las acciones de los personajes son parte de la saga Rápido y Furioso, donde un corredor de autos de repente es el mejor hacker del mundo porque la trama lo necesitaba, o el personaje de Nathalie Emmanuel, que puede hackear todo de formas que carecen de total sentido, solo porque la forma de llegar de un punto a otra sería muy difícil de hacer, entonces lo solucionan con la magia del hackeo. Obviamente, queda en cada uno aceptar estos detalles. Y no quiero que se interprete mal: no pasa por lo que logran hacer los personajes, sino por las falencias de una narrativa que necesita acudir a dichas herramientas.
Cena familiar, todos tienen secretos con todos. De repente, la familia de Scott Lang y Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) tienen secretos, nadie se hace cargo de nada, y todos toman en broma cosas que son realmente serias, como que la nieta haya estado en prisión varias veces siendo todavía una adolescente. En todo este caos, llevan a Scott para mostrarle esa maquina con acceso al mundo cuántico que hizo la hija, y la abuela justo recuerda algo de su estadía en aquel lugar y le pide a la nieta que desconecte el intento. Y justo también en ese momento ocurre el disparador del resto de la película. Todo tan justo, con tanto timing, en el mismo lugar, al mismo tiempo, como si los personajes no se hubieran juntados antes. Todo muy tirado de los pelos.
Inconsistencias, casualidades, toda la película tiene una narrativa acartonada, con sucesos que se justifican a sí mismos casi por arte de magia, pretendiendo ser en todo el momento el guion que escribieron en conjunto Mario Puzo y Francis Ford Coppola para hacer The Godfather. Y sí, sé que muchos me van a decir que esa no es su búsqueda. Y claro, obviamente no intenta ser el clásico de Coppola. Solo me refiero a lo pretencioso. Quieren tocar un montón de temas quedando siempre a medias tintas. Todo el intento de ser una película emocional, con la relación padre-hija, queda en la nada. La relación entre el personaje de Hope Van Dyne y su madre, Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer), queda en la nada misma. Y así, otras tantas situaciones, que no quiero detallar para no entrar en los mal vistos spoilers.
Algo similar me pasó con el personaje de Kang. La representación que nos regala el actor Jonathan Majors me pareció bastante correcta, el problema es que por momentos se siente “demasiado humano”. Cuando lo conocemos en la película, no tiene poderes, por así decirlo. Después tiene poderes, hace levitar gente, hace desaparecer gente con un rayo poderoso, pero después cuando lo vienen a enfrentar en el tramo final, no usa los poderes porque, claro, si los usa sería todo muy fácil. Después los vuelve a usar. De nuevo, es todo muy tirado de los pelos. Marvel siempre tuvo un gran problema con los villanos. La propia Disney dijo que Kang es más poderoso que Thanos, y todo bien con Ant-Man y sus amigos… pero no están a la altura. La película demuestra lo contrario, ¡porque con la fuerza del amor todo se puede! (guiño, guiño).
Y M.O.D.O.K., por favor lo qué hicieron con este personaje. Ya ni me preocupo por ese tema de que “las películas no son fieles a los comics”, porque el MCU al menos dejó en claro eso desde un principio. Eso ya se torna una cuestión de gustos. El problema de este personaje es su construcción, sus razones y motivos, la inconsistencia que tiene en su actuar y en su desarrollo. Ni hablar de los VFX que le dan vida al personaje. Creo que es, por lejos, lo más flojo que vi en una película de Marvel desde la lucha entre Black Panther y Killmonger en esa suerte de vías de tren futurista.
Más allá de esto, el tema efectos especiales para mí no fue un problema. Hay bastante creatividad metida para crear todos los mundos que se muestran en la película, y algunos de ellos se ven muy bien. No pude dejar de pensar, en ningún momento, que todo era una constante referencia a la saga Star Wars, precisamente a la escena en la Cantina de Mos Eisley. Los diseños de los personajes, la locura implícita, todo ese aire de fantasía y muchos colores. Y no lo digo como algo malo, la escena de Star Wars: A New Hope inspiró a generaciones de cineastas a la hora de hacer sus propios “space opera”.
Si bien no tenía grandes esperanzas sobre Ant-Man and the Wasp: Quantumania, la decepción pasó por un lado más profundo que simplemente el resultado. Hay algo en la construcción de los últimos exponentes, de los guiones apresurados, de la necesidad de meter personajes a la fuerza. Incluso, nunca estuve de acuerdo con esta manía de mezclar el mundo cinematográfico con las series, y si no estás al tanto de todo, seguramente haya cosas que no entiendas o que te pierdas. Entiendo que para Disney/Marvel todo esto es una gran bola de dulces creada para que el publico la consuma sin pensar y llenar así sus bolsillos de dinero. Pero, al menos a mi entender, hay un abismo en el compromiso que había respecto a los relatos antes y después de Avengers: Endgame, como dije en un principio.