The Monkey

It (Andy Muschietti, 2017) supuso un antes y un después para Stephen King. Sí, lo sé. Si estás visitando un sitio especializado en cine de terror, seguramente conozcas al escritor de Maine desde antes, de eso no hay duda. Pero, cuando digo que tuvo un “antes y un después”, me refiero puntualmente a su mirada mainstream. Antes, aquellos que seguimos al autor en su proceder literario, levantábamos la mirada cuando se acercaba una adaptación cinematográfica de su obra literaria. Pero sabíamos, a ciencia cierta, que adaptar sus libros nunca fue algo simple. Y con una fuerte convicción, siempre tuve mis reparos con The Monkey, no solo por conocer la obra original, sino por el tono que demostraba el trailer de la película.

Retomando la cronología histórica, es verdad que el buen Stephen King ya había hecho historia antes de It. Carrie, The Shining, Cujo, incluso Christine, fueron películas que entre los 70s y los 80s pusieron al escritor en un merecido pedestal, aunque él raramente estuvo contento con las adaptaciones que llevaban sus relatos al cine. Por poner un ejemplo, The Shining (Stanley Kubrick, 1980) es una de mis películas preferidas de todos los tiempos, pero como adaptación literaria, poco tiene que ver con la visión de King. Pero más tarde, las cosas se tornaron irregulares. Maximum Overdrive, The Lawnmower Man, Graveyard Shift, The Night Flier, Dreamcatcher, Riding the Bullet, Desperation, Big Driver, Mercy, Cell, The Dark Tower… la moda innecesaria de lanzar adaptaciones de King como una casa de comida rápida fueron dilapidando las esperanzas de quienes creíamos en la narrativa de uno de los escritores más prolíficos de la historia.

Sin embargo, no todo era caos y destrucción. Producciones como Misery, The Shawshank Redemption, Apt Pupil, The Green Mile, The Mist, entre otras, mantenían la vara alta y delimitaban esa irregularidad que siempre hubo alrededor del autor. Salem’s Lot es una de las mejores novelas de King, pero en lo personal, no soy muy amante de la adaptación de 1979, como ya lo dejé en claro en esta reseña. Dicho todo esto, mi intención era secuenciar los pormenores que tiene el simple hecho de adaptar una obra literaria al cine o la TV. No es solo King, es la literatura en general, por una cuestión de extensión, de formato, incluso de formas. En el género del terror, la cosa se complica por las imágenes visuales que nos hacemos cuando leemos dichos libros contra la propia imagen del guionista y director, que quizás sean opuestas a las nuestras. Imágenes complejas, situaciones de pesadilla, monstruos indescriptibles. Lovecraft y sus adaptaciones son uno de los mejores ejemplos para describir este fenómeno, pero no me quiero meter ahí. Al menos, no ahora.

The Monkey venía con dos grandes listones aferrados a su propia concepción. Por un lado, lo que vengo explicando en los últimos tres largos párrafos: Stephen King. Por otro lado, su director, Osgood Perkins, que cometió el error de hacer una gran película llamada Longlegs y, acto seguido, no pudo bajar de ese pedestal, por lo que la vara con la que lo mida la gente puede ser, en algún punto, completamente perjudicial para él. No hay dudas de que Longlegs es una gran película, también escribí sobre ella en este análisis, pero soy de los que cree que hay que dejarlo madurar. Un director no puede ser el mejor director de la historia con solo un par de exponentes en su haber, sobre todo teniendo en cuenta que sus tres primeras películas antes de su “obra maestra”, no fueron una locura. Consejo del autor de este análisis: hay que dejar la ansiedad de lado, y esa necesidad de periodista de espectáculos de ponerle un mote llamativo y grandilocuente a todo lo que existe. Sobre todo si sale en plataformas de streaming, esas que luego les mandan regalos y los invitan a pomposas fiestas de fin de año.

Otra review de una “adaptación” literaria (haciendo énfasis en la palabra “adaptación” y sus prominentes comillas) que sé que solo a mí me gusta: Queen of the Damned (2002)

Cuando The Monkey comienza, las cosas ya se sienten un poco raras. Me da gracia cuando dicen “no hay que comparar la obra original con su adaptación”. Mi pregunta inmediata es: ¿Pero no se trata de una adaptación? ¿Por qué no debería pensar en la obra original cuando, justamente, esta película se vende como una adaptación de tal autor? Pero bueno, supongamos que intento, por un momento, no pensar en el relato de Stephen King: aún así,  The Monkey no es precisamente el festín macabro que prometía ser. Y debo remarcar, que no dije lo que debería ser, sino “lo que prometía ser”.

Sé que no soy un amante de la mezcla entre la comedia y el terror. Ambos géneros son complejos de realizar, sobre todo la comedia, me atrevo a decir. Hubo pocos genios que supieron fundir ambos mundos y llegar a buen puerto. Sam Raimi con The Evil Dead, Edgar Wright con Shaun of the Dead, Peter Jackson con Braindead, Stephen Chiodo con Killer Klowns from Outer Space, Stuart Gordon con Re-Animator… seguramente hay más, y como si fuese poco, la línea entre terror y comedia se comienza a difuminar. Por ósmosis, el terror tiene que generar lo que el terror debería generar, y la comedia debería hacer lo mismo. Pero, ¿qué pasa cuando no logramos ni una ni la otra? A mi gusto y entender, no hay nada peor que el terror que no genera nada, y que la comedia que no hace reír. The Monkey lográ estar justo en ese ambiguo lugar.

Y eso pasa con The Monkey. Intenta ser una mezcla entre Final Destination, Home Alone y el documental Tell Me Who I Am, sin llegar a ser nada de todo lo que se propone. Sé que suena duro decir que esta película “no llega a ser nada de lo que se propone”, pero desde un lado más analítico que personal, la película tiene un tono marcado, pero nada que diga “made in Osgood Perkins”. James Wan te puede gustar o no gustar, pero el hombre tiene su propio estilo en el terror, y se nota en la forma de plasmar el horror. Lo mismo pasa con Rob Zombie y su estética visual, por solo poner un par de ejemplos. Perkins deja bien en claro que su tono no será el del horror puro y duro, sino algo más inclinado hacia la sátira grotesca. ¿Sátira grotesca? ¿Qué es puntualmente la sátira grotesca? ¿Sátira sobre qué? ¿En qué momento se ve esto en la película?

El problema es que la película no termina nunca de definir qué quiere ser: por momentos intenta ser un slasher desenfrenado con muertes extremadamente exageradas, que hacen parecer a todas las muertes de la saga Final Destination parte del hiperrealismo, y en otros momentos intenta un comentario sobre el trauma familiar completamente despojado de profundidad o cualquier tipo de sentido. El resultado termina en un híbrido raro que ni asusta ni hace reír realmente, salvo que ver explotar cuerpos sin sentido ni criterio te cause gracia. Porque a veces no es solo el hecho en sí, la muerte puntual o el gag específico. A veces es el contexto donde ocurren estas cosas lo que realmente genera la fuerza. The Monkey tampoco tiene eso sobre sus hombros. 

Otra review de una adaptación literaria que se aleja de la obra original, donde la impronta de su dirección rompe la búsqueda original: The Watchers (2024)

Es complicado decir si Theo James (Underworld: Awakening, Divergent, Archive) está a la altura del protagonismo que se le otorga, en ambos personajes que interpreta. No tanto por el hecho de que él sea un mal actor, sino porque la película tampoco tiene mucho para ofrecerle. Lo que hace lo hace bien, pero no hay tanta vuelta en su personaje. Todo ese intento de profundidad queda deliberado por una trama que en ningún momento se toma en serio, generando un contraste bastante marcado que no permite crecer a los personajes. De hecho, las versiones adolescentes de los dos hermanos (interpretados por Christian Convery y Colin O’Brien) tienen una profundidad mucho más marcada respecto a las respuestas emocionales que necesita la historia en sus primeros minutos.

Mientras Longlegs tenía un aspecto visual muy marcado (con grandes influencias de Se7en, The Silence of the Lambs y otras), The Monkey se siente bastante genérica. Nobleza obliga, hay un intento pálido de recrear una estética acorde a los años 70, con una fotografía apagada y bastante poco saturada, pero que no logra nunca encontrar su camino. El intento de crear atmósferas se ve realmente truncado por esa obsesión que tiene la película de intentar ser todo y quedar siempre a medio camino. Retomando la comparación innecesaria con Final Destination, así como podría pasar en la saga Saw, todo está armado para esperar cada muerte y la creatividad detrás de éstas. The Monkey tampoco logra eso, porque de alguna forma, intenta quitar la mirada sobre estas muertes para normalizarlas y que se sientan irónicas, por lo que tampoco hay una gran construcción sobre ellas, ni desde lo creativo ni desde su realización técnica. Si tomamos la vara del terror actual, está lejos de ser algo relevante o que al menos logre ser parte de una conversación entre amantes del género. Lejos está de ser relevante.

Y es que la verdadera falla, a mi entender, es que la película nunca logra generar inmersión, ni empatía con los personajes, y mucho menos tensión. Se impone una regla básica al decir que cuando el mono de juguete hace sonar los tambores alguien muere, pero la construcción de la narrativa se ve obsoleta ya que ninguna muerte realmente importa. No se logra conectar con ningún personaje como para que esas muertes tengan peso alguno, y si realmente un personaje llega a tener su propio peso, la propia irreverencia de las formas de morir rompen esa conexión. Es como esas personas que buscan ser extravagantes solo por la falta de atención, y no porque su alma sea realmente extravagante

The Monkey no logra ser ni una cosa ni la otra. ¿No pretende dar miedo? Genial, lo acepto. ¿Intenta ser una comedia negra? Genial, pero no encuentro esa búsqueda. ¿Quiere ser divertida? Tengo mis dudas. Así como muchos critican a Christopher Nolan de ser pretencioso, creo que la rienda suelta que se le dio a Perkins para adaptar la obra del querido King le jugó en contra. James Wan dirigió con maestría Saw e Insidious, pero también dirigió Fast & Furious 7 y Aquaman. Rob Zombie dirigió dos genialidades como House of 1000 Corpses y The Devil’s Rejects, pero también perpetró 31 y The Munsters. Eli Roth dirigió Cabin Fever y Hostel, pero también hizo Knock Knock y Borderlands. Que un director haya hecho una buena película, no quiere decir que todo zapato le calce bien.

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