Me encontrarás en lo profundo del abismo (2022)

Me encontrarás en lo profundo del abismo

Hay géneros, tópicos y estructuras en el cine que ya se utilizaron en demasiadas ocasiones. Hay géneros, sobre todo, que tienen un contexto particular del que es difícil despegarse si se quieren respetar algunas reglas básicas. Lo bueno en estos casos es, cuando a pesar de todo esto, se logra encontrar una identidad propia. Como espectadores, atravesamos varios estadios que ya hemos vivido en otros exponentes, pero de alguna forma se sienten como nuevos. Quizás es por la impronta que le da el director, por los climas o atmósferas, por la fotografía, por los personajes, o quizás es por todo esto junto. Me encontrarás en lo profundo del abismo tuvo por delante dos desafíos muy puntuales: por un lado, ser una película de corte postapocalíptico sin caer en los lugares comunes y potenciarse a pesar de su presupuesto y, por otro lado, tener una historia de énfasis lovecraftiano sin morir en el intento.

En los primeros minutos, seguramente se nos vengan varios títulos a la mente, como The Book of Eli (Albert Hughes y Allen Hughes, 2010), The Road (John Hillcoat, 2009), I Am Legend (Francis Lawrence, 2007), Cargo (Ben Howling y Yolanda Ramke, 2017), Stalker (Andrei Tarkovsky, 1979) e incluso Cloverfield (Matt Reeves, 2008), solo que Me encontrarás en lo profundo del abismo es un poco más oscura, se siente mucho más claustrofóbica e intimista en la conexión del espectador con los sucesos cotidianos. Su formato casi 4:3 y una fotografía gris de colores desaturados, con la lluvia constante como entorno general, le otorgan ese permiso que se sabe tomar, para dar un paso al costado y separarse del montón, tal como las películas mencionadas anteriormente. La pregunta, en este momento, es si realmente podrá mantener de pie todo lo que pretende.

La soledad y el silencio siempre son estandartes en cuanto a las “reglas” de este género. El director argentino Matías Xavier Rispau también agrega la oscuridad como partenaire y algunos detalles muy puntuales que, por momentos, hacen sentir a la película como un survival horror con todas las letras, al mejor estilo Silent Hill, The Last of Us y hasta me animo a nombrar a Forbidden Siren. Obviamente no como inspiraciones directas (ni mucho menos comparándolos), pero sí en la atención a ciertos detalles muy puntuales que le dan vida al aspecto de supervivencia de la película. El sonido casi constante de la lluvia es un soundtrack casi demoledor, que no permite, en ningún momento, que olvidemos todo lo que está ocurriendo afuera. Como dije antes, la construcción de climas y atmósferas (al menos en los dos primeros actos) es impecable.

Como todo buen exponente lovecraftiano, la locura y la desesperación son parte del relato. Los personajes extraños. Los seres, dioses y monstruos que habitan el universo de Lovecraft no quieren simplemente matar, aniquilar, asesinar o exterminar. Ellos quieren la propia eliminación del alma, la desintegración átomo por átomo de nuestra existencia, y comienzan su tortura no por la banalidad de los físico, sino por lo determinante de nuestra salud mental. Exprimen nuestros peores miedos y exponen a nuestros demonios más carroñeros, que cobran vida en seres inexplicables que, como mero aperitivo, están preparados para devorar nuestra humanidad. Pero todo se cocina a fuego lento en las manos del autor de Providence. La locura es algo que en este tipo de narrativa se construye de a poco, con la ironía de esa ansiedad que crece dentro de la paciencia. La película de Matías Xavier Rispau, entonces, intenta tomar esos caminos de cocción prolongada.

Otra review de otro exponente lovecraftiano que alejándose de las bases logra convencer sobremanera: The Void (2017)

Tiene algunas ideas visuales y diseños muy a tono con el género, nada que envidiarle a nadie, donde se nota el trabajo minucioso que hay encima. Conceptualmente tiene muchas ideas que rozan el horror y lo onírico como si fuesen un amalgama perfecto que vive en sincronía. Como ya dije en algún momento, la oscuridad es un factor muy importante que se convierte casi en protagonista de todo el desarrollo técnico y narrativo. Por un lado, ayuda a crear la tensión necesaria y un sentimiento de soledad absoluto, lo que nos mantiene siempre en estado de alerta. Por otro lado, ayuda a esconder muchos efectos visuales prácticos, complejos y costosos de hacer, pero que en contexto de oscuridad, con una buena edición y una buena luz, pueden pasar sin pena ni gloria, escondiendo sus defectos y falencias, pero encontrando el efecto deseado. ¿Recuerdan la aberración de Alien vs. Depredador 2: Requiem? En ese caso, la película era tan oscura que, literalmente, muchas veces no se veía nada de lo que pretendían mostrar. Para decirlo en pocas palabras: malas elecciones artísticas. Me encontrarás en lo profundo del abismo tiene, por momentos, una mayor intensidad de oscuridad, pero las luces están siempre tan bien colocadas que logran que todo se entienda por sus formas y texturas, sin dejar que perdamos nada de vista.

Otro de sus grandes aciertos es el minimalismo pretendido. Mostrando muy poco, se las arregla para, todo el tiempo, ponernos en contexto de una situación inmensa que ocurre siempre alrededor de nuestro personaje. Un mundo envuelto en caos que solo se centra en los metros cuadrados que circundan a nuestro protagonista. Con algunos destellos, una muy buena utilización del sonido y algunos efectos prácticos y digitales, el director nos logra convencer de todo lo que está ocurriendo dentro del mundo que supo crear. Y como todo tiene que ver con todo, esas mismas situaciones son las que comienzan a transformar a nuestro personaje. “Homo homini lupus”, escribió Thomas Hobbes alguna vez, y en vistas de la supervivencia, nuestro protagonista comienza a cometer algunos actos que rozan el límite de lo ético y de lo moral, si es que un contexto así lo permite. Hay un crecimiento del personaje. Para bien o para mal, eso lo va a definir cada espectador, pero hay un desarrollo tácito que no permite que el personaje sea plano

Otra review que sin ser completamente lovecraftiana, se posa sobre las mismas reglas y regala un resultado muy convincente: Lovely, Dark, and Deep (2024)

Siguiendo con lo mismo, siempre utilizo este ejemplo porque me parece genial: George A. Romero dijo alguna vez, que los verdaderos enemigos en Night of the Living Dead (1968) no eran los zombies, sino los humanos queriendo sobrevivir. Los zombies son el factor externo que presiona al ser humano a esto de “homo homini lupus”, como podrían ser vampiros en un claro ejemplo como Stake Land (Jim Mickle, 2010). Ejemplos de esto, sobran. Sin embargo, y en un giro repentino de los eventos, el verdadero enemigo en Me encontrarás en lo profundo del abismo, termina siendo su propia estructura. Aquello que la hace grandilocuente, al mismo tiempo termina siendo su Talón de Aquiles.

La cinta no es perfecta, claro está, y nadie pretendía eso. Pero es visible y palpable desde lo narrativo, ese momento donde la inmensidad de su propia historia le comienza a quedar tan grande, que termina tomando algunos caminos que, mínimamente, se sienten un poco descuidados. Situaciones, resolución de conflictos, líneas argumentales que llevan a la nada. Como si de repente dejara de prestar atención a los detalles no tanto por opción, sino por la propia premura de cerrar una historia con demasiadas aristas abiertas, que comenzaban de a poco a diluirse como el agua de lluvia que acompaña al metraje. Y el problema es -puntualmente- el tercer acto, que parece un cortometraje aparte dentro de un mismo todo. Rompe todo lo establecido hasta el momento, se vuelve incomprensible, con algunas situaciones que no terminan de quedar en claro y así todo pierde fuerza. Es como ese deportista que se exige de más en los primeros metros, y pierde su impulso llegando al tramo final. 

Otra review de una excelente película que se sumerge de lleno al universo de Lovecraft sin utilizar metáforas ni narrativas complejas: Underwater (2020)

Porque a decir verdad, los dos primeros actos plantean algo sólido que, por su propio desarrollo, necesitaba de una explicación y cierre en el tercer acto. En contra de todo lo esperado, la película pierde el rumbo, cambia las reglas y se ahoga en un vaso que ella misma sirvió. Y el problema no es el cambio de eje, sino la floja ejecución. Se tropieza con los escombros que va dejando en el camino. Visualmente, la película es asombrosa, sabe destacar por todos lados, más aún si tenemos en cuenta su carácter independiente y sus evidentes costos de producción. Pero a nivel historia y narrativa, lamentablemente, comete el mismo error que la gran mayoría de este tipo de películas. Como dije en un principio, tiene su propia identidad, tiene buenas ideas, y es destacable todo el aspecto lovecraftiano, que se deja completamente de lado hacia el final. Otra de esas tantas historias que, tristemente, se siente pretenciosa, creando un mundo de arena tan grande que en su clímax, se termina desarmando y escurriendo entre los dedos. Aun así, Me encontrarás en lo profundo del abismo es una experiencia que vale la pena transitar, una película que se aleja de todo lo que solemos ver en nuestro cine nacional. Una apuesta enorme que a pesar de su resultado, no pasa desapercibida.

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