Hellboy: The Crooked Man (2024)

Debo admitir que Hellboy (2004), dirigida por el majestuoso Guillermo del Toro (Cronos, Mimic, El espinazo del diablo), me parece una joya como película y como adaptación. Así como Wesley Snipes nació para personificar a Blade, Ron Perlman nació para personificar a Hellboy. Podemos debatir si tienen ganas que, como adaptación, aquella cinta quizás no cumple todo a rajatabla, pero da lo mejor que puede con lo que tiene, acercándose más a la aventura o a la fantasía oscura con algo de comedia, que al terror. La segunda parte no corrió con la misma suerte. Luego llegó la versión de 2019, con David Harbour (Stranger Things) interpretando al demonio rojo y Neil Marshall (Dog Soldiers, The Descent) en la silla de director. Si bien tenía buenas ideas, era oscura como el cómic y se volcaba más al terror dejando bastante de lado la comedia y esa impronta que Hellboy sabe tener, la película no me pareció mala pero tampoco me convenció. Dicho esto, los diferentes avances que pude ver de Hellboy: The Crooked Man (2024) habían llamado mi atención, parecía que había un cúmulo de buenas ideas. Parecía.
Y, dicho esto, es increíble como toda una construcción se puede perder en solo una escena. Lo primero que vemos en esta película dirigida por Brian Taylor (Crank, Gamer, Ghost Rider: Spirit of Vengeance) marca el tono de la película. Dudoso CGI, ideas absurdas y un Hellboy que tiene la necesidad de mostrarse oscuro como un adolescente gótico que leyó por primera vez a Anne Rice y adicto a la nicotina como si fuese un demonio haciendo cosplay de John Constantine. En menos de 5 minutos, los “por qué” y los “para qué” inundan nuestra mente y, al menos a mí, me hicieron consolidar el siguiente planteo: ¿Era necesario darle la adaptación de un cómic al tipo que hizo la secuela de Ghost Rider?
El principal problema de Hellboy: The Crooked Man es su estructura y narrativa. Cuesta seguir el hilo, y no porque sea una película inteligente que abruma nuestras neuronas, sino que, simplemente, las escenas por momentos parecen no calzar unas con otras. Hay demasiada arbitrariedad en la forma de contar la historia que pretende contar, no hay nada que se sienta correlativo. Por momentos no es clara la búsqueda que tiene. Empezamos con un hecho, saltamos a otro, para luego terminar en otro lado. De hecho, la película empieza con una problemática en particular (donde todo se siente tirado de los pelos) y al eje principal de la historia, nuestros protagonistas llegan por mera casualidad.
Como decía antes, la película tiene algunas buenas ideas, sobre todo en lo visual. Intenta aferrarse de lleno al terror y a la fantasía oscura, mezclando algunas cositas del folk horror con toda la carga sureña americana y su fuerte impronta con la brujería. El problema es que solo se queda en eso: son buenas ideas sueltas que en ningún momento cuajan. Además, si mencionamos lo visual, es imposible pasar por alto la baja calidad del CGI y de muchos de los efectos digitales que vemos a través del metraje. A veces, menos es más. Entiendo que para contar una historia de este calibre, se necesita recurrir al poder de la imaginación, y sin un presupuesto que lo permita, uno termina haciendo lo que puede. La empresa a cargo de los VFX es Terminal FX, que quitando de lado a Nochnoy dozor (2004) y su secuela Dnevnoy dozor (2006), ambas con un gran nivel de VFX, es responsable de películas de poca monta, como Death Race 2, The Scorpion King 3: Battle for Redemption, Universal Soldier: Day of Reckoning, The Man with the Iron Fists 2, y otras tantas.
El desarrollo de los personajes también es bastante particular. Hellboy se ve como ese demonio medio desgarbado con los hombros bajos por el peso de sus brazos, tal como lo dibuja el genio Mike Mignola. No es gigante y robusto como en las versiones anteriores. Pero su comportamiento carece de esa personalidad que todos conocemos. Por la cadencia que demuestra, es más parecido al Duke Nukem de Duke Nukem 3D, o al Sam Stone de la saga Serious Sam. El resto de los personajes son bastante planos. Tienen la necesidad de explicar todo lo que van a hacer porque la película en ningún momento se toma el tiempo de darles volumen, ni siquiera al propio Hellboy. Incluso, y aquí una opinión extra personal, el personaje de la bruja malvada, tanto por su acento como por su personalidad irónica, parece un homenaje a Baby Firefly, la psicópata interpretada por Sheri Moon en House of 1000 Corpses.
Lo vuelvo a repetir, porque durante toda la cinta fue algo que me llamó la atención. Hellboy: The Crooked Man tiene un concepto visual muy interesante. Comenzando por su fotografía, muchos de los encuadres y la forma de encarar varias escenas cuenta con una fuerza cinematográfica que se asemeja mucho a esa visión estilo novela gráfica que supieron tener otras adaptaciones como 300 o Sin City, saliéndose de lo común que solemos ver en el cine y proponiendo algo mucho más personal y, obviamente, salvando las distancias. Como siempre me veo obligado a aclarar, no estoy ni por cerca de comparar esta película con las obras majestuosas de Zack Snyder y Robert Rodriguez. Solo me refiero a la búsqueda audiovisual que tiene esta producción, el único punto destacable si se quiere. Y sí, es una película repleta de errores, como vengo comentando, pero creo que en lo audiovisual, intenta encontrar un camino para diferenciarse del resto y acercarse más al cómic que le da vida. No digo que lo logre, pero al menos tiene esa intención y logra destacar en varios momentos.
Es una pena, pero esta adaptación se puede decir que corre la misma suerte que Ghost Rider: Spirit of Vengeance, siendo ambas versiones de un cómic que tiene muchísimo para contar, pero llevadas a la nada misma. La falta de coherencia, de epicidad, de terror, de aventura, de dinámica, de estructura narrativa y de un hilo conductor que tenga sentido, terminan por definir un producto que, como ya dije antes, tiene buenas ideas, pero no sabe qué hacer con ellas. Y repito, es una pena porque incluso el propio Mike Mignola estuvo metido en el guión. Pero bueno, ya saben cómo son las cosas: si Frank Miller hizo The Spirit (2008), a Mignola también lo podemos perdonar. El dato con el que quiero cerrar la reseña, tiene que ver con su costo de producción y su recaudación: Hellboy: The Crooked Man costó unos 20.000.000 de dólares aproximadamente, y lleva recaudados -en todo el mundo- poco más de 1.300.00 dólares.