Ghostbusters: Afterlife (2021)

Ghostbusters: Afterlife

Uno tiene que saber dónde plantar bandera y dónde pisar el acelerador. No creo en eso de medir todo con la misma vara, al menos en cuestiones de arte. Quizás suene polémico lo que digo, porque también entrarían en juego otros elementos como el sentido común, la calidad por sobre el resultado, e incluso la propia búsqueda del autor, que puede ser contraria o ajena a nuestra mirada. Sea como sea, no puedo esperar lo mismo de una película de ciencia ficción independiente que abarca temas como la física, la fluctuación espacio-temporal, el existencialismo y la paradoja de Russell, que de una película mainstream hecha para toda la familia llena de estrellas del momento y altos costos de producción.

Con esto no estoy diciendo que una es “mejor” y la otra es “peor”, no estoy hablando en esos términos. Solo digo que una quizás no sigue ninguna fórmula o estructura conocida por su carácter independiente o de nicho, y la otra tiene que seguir fórmulas y estructuras ya establecidas para garantizar taquilla. Dentro de este segundo grupo se encuentra Ghostbusters: Afterlife (2021), que se aferra a las películas originales como una continuación pero en ningún momento intenta copiarlas, sino que aggiorna el contenido para las nuevas generaciones dejando intacto, por así decirlo, el legado de la saga original. En ese aspecto, como película comercial, secuela de una franquicia inmensa y que apunta a todo la familia, se porta bastante bien.

El director Jason Reitman venía de una carrera sólida aunque sin definirse. Se mostraba versátil, sin un estilo marcado. Hizo la comedia satírica Thank You for Smoking (2005) con Aaron Eckhart, la comedia romántica de tintes adolescentes Juno (2007) con Elliot Page, y el drama romántico Up in the Air (2009) con George Clooney y la siempre hermosa Vera Farmiga. La comedia siempre rozó la carrera de Reitman, no fue una selección sorpresiva, pero si había mucha presión y expectativa sobre lo que iba a hacer. En una película de este tipo, las decisiones no solo las toma el director sobre el guión que tiene entre manos, sino que las productoras y los dueños de la franquicia en cuestión siempre tienen peso sobre algunos aspectos creativos. Lo bueno es saber que, a pesar de todo esto, pudo sacar una película correcta, que si bien no destaca en ningún aspecto, cumple con lo que tenía que cumplir.

La historia comienza con buen ritmo, explicando todo lo que tiene que explicar para poder asociarla a la primera saga, manteniéndose en el mismo universo, y lógicamente, presentando a todos los nuevos personajes. En este sentido, hace un buen trabajo porque más allá de los clichés, los lugares comunes y las situaciones predecibles, pone a cada personaje en su propio lugar, los dota de marcadas personalidades y genera diferentes conflictos para cada uno, mezclando a todos ellos y sus propias problemáticas durante el transcurso del film. Lo que mejor hace esta película es definir, con mucho criterio, que si bien abraza la melancolía como parte de su argumento de venta, busca sin dudas atrapar a nuevas generaciones. Y no reniega de eso.

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Por eso mismo, no te quejes, amigo mío. Ya estás cerca de los 40 años y te entiendo, el cine que te marcó de chico ya no se hace más y comienzan a reflotar todas estas franquicias de aquella época. Pero no son para nosotros. No te preguntes porqué una preadolescente es casi como Tony Stark, ni te preocupes por encontrarle mucho sentido a lo que pasa: en algún punto, Ghostbusters: Afterlife es como un dibujo animado, de esos que son para sentarse, relajarse y disfrutar, donde todo ocurre sin mucho criterio porque el objetivo principal es entretener. Y de nuevo, hay muchas películas que intentan hacer lo mismo y no lo logran. El caso más reciente que se me viene a la cabeza es el de Road House, donde intentan hacer una remake pero al mismo tiempo no y buscan aggiornar todo pero al mismo tiempo no, y todo falla dentro de ese caos. Jason Reitman hace muy bien ese trabajo y deja en claro que a pesar de que sea una franquicia con la que crecimos, esta película no está pensada para los de mí generación. Y lo acepto, y puedo vivir con eso.

Y es irónico esto que planteo, porque la película toma muchísimas cosas de las originales. Incluso, si no viste las películas de los 80 no vas a captar algunas referencias, ni a ciertos personajes, ni al villano. Pero, de nuevo, ¡no importa! Se entiende de qué se trata. Es tácita la nostalgia y no define el camino, sino que acompaña a la narrativa. Se siente casi como si, de forma subliminal, esta versión de 2021 te invita a ver las películas originales. No te obliga, pero te genera la necesidad. Porque a decir verdad, a pesar de no ser perfecta, es -como ya dije- sumamente entretenida. La dinámica no frena en ningún momento desde el comienzo y se da el lujo de plantar bien a sus personajes, a todos los desencadenantes de la historia, incluso se atreve a meter unos destellos de comedia cuidada, en justa medida para no abusar, sin que desentone con la emocionalidad del final. En todo ese embrollo, el carisma inmenso de Paul Rudd (Anchorman: The Legend of Ron Burgundy, The 40 Year Old Virgin, Ant-Man), le juega muy a favor.

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Técnicamente, también cumple. Tiene muy buenos efectos especiales como resultado de una mezcla perfecta entre efectos digitales y prácticos, como para no perder la esencia. Los diseños están muy bien, y el homenaje que se ve en el final no se siente forzado, sino que aparece como parte de la historia. Creo que en este segundo visionado la disfruté más que en el primero. Como dije antes, dista de ser una película perfecta, revolucionaria o algo que vaya a quedar marcado en tu mente. Seguramente, la termines de ver, disfrutes las dos escenas post-créditos que tiene, y la olvides a los pocos minutos. Pero, volviendo a los primeros párrafos, y teniendo en cuenta la clase de película que es, y al público que apunta, se deja disfrutar sobremanera. Es una película que te regala 124 minutos de entretenimiento puro y distendido, que se pasa realmente volando porque te atrapa y no te suelta hasta el final.

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