30 Miles from Nowhere

Me recomendaron esta película, y eso siempre viene con ciertas expectativas. También me recomendaron no saber nada antes de sentarme a verla. Como suelo decir en mis reseñas, hay cierta magia en el hecho de caer así, desnudo, a una propuesta. El factor sorpresa se vuelve preponderante por sobre todas las cosas y, al no saber qué esperar, la travesía es ciertamente diferente. 30 Miles from Nowhere comienza planteando ciertas bases que nos permiten una inmersión inmediata con la historia, sobre todo si somos de esas personas que no disfrutamos de asistir a esas reuniones de egresados luego de 15, 20 o 30 años de haber terminado la secundaria.

El eje de la película es la muerte de uno de los personajes. El resto de los “amigos” no se ven hace años pero por alguna de esas razones inexplicables, se vuelven a juntar para dicho funeral. Acá se presentan dos aspectos que comienzan a definir a la película. Por un lado, la incomodidad de la reunión. Son personas que no se ven hace años, que se conocieron durante su infancia y adolescencia pero ya no transitan ni los mismos lugares, ni los mismos grupos sociales y, por ende, no se conocen como adultos. De todas formas, pretenden actuar como si el tiempo no hubiese pasado y lo único en común que tienen son los recuerdos de un pasado que ya se encuentra enterrado

30 Miles from Nowhere (2018) | Dirección: Caitlin Koller

Por otro lado, comenzamos a ver el perfil de cada personaje, un pequeño pero necesario desarrollo de cada uno de ellos, que los sitúa en planos diferentes y fomenta, aún más si es posible, la incomodidad de ellos frente a la reunión, que por momentos se siente forzada y obligatoria al mismo tiempo. Es como si todos estuvieran haciendo algo que no querían hacer, pero de todas formas se vieron obligados a hacerlo por el recuerdo de la persona fallecida. Detrás de todo esto, se cocina a fuego lento un tono bastante curioso, que nos permite percibir que hay algo raro detrás en todo momento, pero sin dejarnos saber qué es lo que está pasando.

Si pensamos en los términos estructurales del cine de terror, en 30 Miles from Nowhere tenemos un grupo de amigos cuarentones que se comportan como adolescentes porque, como dije antes, es el único punto en común que tienen: lo que vivieron juntos hace años. Por otro lado, tenemos una cabaña en el medio del bosque alejada de la civilización (de ahí el título de la película), teléfonos celulares que no captan señal y cómo quedan expuestos los individuos gracias a todos estos detalles. Entre todo esto, uno de los personajes (precisamente la pareja del recién fallecido y dueña del lugar donde todos se están alojando), tiene un comportamiento completamente errático y desencajado. Más allá de la floja interpretación de la actriz, hay algo exagerado en su comportar que la separa del resto de forma negativa. 

Otra review de una película con una casa alejada de la civilización donde pasan cosas extrañas: Unwelcome (2023)

En algún momento, todo comienza a extrapolarse. Comienzan a ocurrir algunos hechos inexplicables, que podrían calificar como sobrenaturales pero, al mismo tiempo, podrían ser parte de la mente perturbada de los protagonistas por algún factor que desconocemos. Además, comienza toda una epopeya entre ellos, cuando toda la mierda comienza a salir a la luz. Esa incomodidad que planteaba en el principio explota y todos empiezan a confrontarse.

Esto se estructura también en el clásico planteo de que, frente a una amenaza exterior, las diferentes personalidades comienzan a chocar cuando todos se sienten amenazados. Lo plasmó de forma espectacular el gran George A. Romero en Night of the Living Dead (1968), o en un ejemplo “más cercano” en el tiempo, también lo podemos apreciar en The Mist (2007), la cinta dirigida por Frank Darabont basada en una historia del grandioso Stephen King.

Otra review de una película donde todo pasa -también- en una casona alejada de la civilización: Sick (2023)

El desenlace de 30 Miles from Nowhere es un tanto predecible. Como dije antes, la obviedad de uno de los personajes te arrastra constantemente a elaborar una idea del trasfondo, aunque no de forma tácita pero si conceptual. Eso genera que el factor sorpresa brille por su ausencia, y que todo el final sea realmente un embrollo incongruente. Demasiadas explicaciones, demasiado diálogo en pos de darnos a entender una trama un tanto enrevesada que por momentos tiene varios altibajos, llegando al punto de romper el verosímil que la mantenía con los pies en la tierra.

Hay algunas cosas que quedan sin explicación, que solo aparecen para crear ciertos climas y se pierden en la nada, como también varios detalles que terminan resultando innecesarios dado el desarrollo final. No voy a decir que el final “no se entiende”, porque uno entiende la intención. Pero a mi gusto y entender, no está llevada de la mejor manera si tenemos en cuenta el aspecto narrativo. Es como si la directora creara toda una base de incertidumbres y, en lugar de dejar que la propia historia lo explique, pone a un personaje a perpetrar un monólogo durante 20 minutos con la finalidad de explicar todo eso que no supo explicar de otra forma.

Otra review de una película donde un grupo de amigos complican su existencia por pasar unos días en una casona donde se encuentran expuestos: Bodies Bodies Bodies (2022)

Al final de cuenta, 30 Miles from Nowhere empieza de forma atractiva, plantea algunos pilares sólidos, pero no tarda demasiado en tirar todo por la borda. Algunas actuaciones flojas, ideas sacadas de la galera solo porque el guión lo necesita, escenas inconexas, e incluso hasta me atrevo a decir que muchas decisiones que toma Caitlin Koller, su directora, van en contra de lo que realmente quiere transmitir.

Se desinfla por completo, pierde todo el peso que prometía tener. Es una pena, porque hay una idea interesante de trasfondo a la que no se le da mucha importancia, y con una narrativa más orientada hacia el por qué de todo lo ocurrido, siento que las cosas hubiesen sido diferentes. ¿Pero quién soy yo para decir esto, verdad? Los invito a sacar sus propias conclusiones, como siempre. Quizás ustedes encuentren algo que a mí se me pasó por alto. 30 Miles from Nowhere me dejó un gusto amargo, no por transitar su propio camino a medias tintas, sino por diferentes decisiones que no supieron dar en el clavo.

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